jueves, 26 de febrero de 2015

Doctor sueño. Stephen King



      La parte racional de su pensamiento le decía que la mujer no era más que un fragmento de pesadilla no recordada que le había perseguido más allá del sueño y a través del pasillo hasta el cuarto de baño. Esa parte insistía en que si volvía a abrir la puerta, no habría nada ahí dentro. Seguro que no habría nada, ahora que estaba despierto. Sin embargo, otra parte de él, una parte que "resplandecía", sabía más. El Overlook no había acabado con él. Al menos uno de sus espíritus vengativos le había seguido la pista hasta Florida. Ya una vez se había encontrado a esa mujer despatarrada en la bañera. Había salido e intentado estrangularle con sus (terriblemente fuertes) dedos apestosos. Si ahora abría la puerta del baño, ella concluiría el trabajo.
      Se arriesgó a arrimar una oreja a la puerta. Al principio no oyó nada. Pero entonces oyó un ruido muy débil.
      Uñas de dedos muertos arañando la madera.
      Danny caminó hasta la cocina con piernas ausentes, se subió a una silla y orinó en el fregadero. A continuación despertó a su madre y le dijo que no utilizara el cuarto de baño porque dentro había una cosa mala.

   

Hay una serie de expresiones unidas de forma indivisible al nombre de Stephen King. Las más destacadas seguramente sean "maestro del terror" y "Best-seller". Estos calificativos, como la mayoría de los tópicos aplicados a casi cualquier realidad, pienso que lo único que hacen es empobrecer aquello de lo que se habla, además de crear prejuicios que pueden desembocar en el rechazo. Por eso, creo que algún día la crítica reconocerá a King como lo que es: un constructor de personajes nato, un arquitecto de ficciones, un maestro de la psicología en todas sus formas. En definitiva, un pedazo de escritor.

Como sabemos, la obra de Stephen King es gigantesca, casi inabarcable, pues su pluma (literalmente, pues siempre ha afirmado que escribe gran parte de sus obras, incluso las modernas, con una pluma Waterman) ha dado vida a más de treinta novelas y un buen puñado de libros de relatos, guiones de cómics y todo aquello que se le ponga a tiro. Películas inolvidables como Cadena perpetua, La milla verde o Cuenta conmigo son adaptaciones de sus obras que han calado históricamente entre el gran público. 

Pero no toda la obra del tito Steve (he leído tanto suyo que me permito ciertas confianzas) puede estar al mismo nivel, y creo que desde el cambio de milenio sus historias han dado un pequeño bajón de calidad con respecto a sus impresionantes obras de los años 70-80 como Carrie, IT, Misery, Salem´s Lot, El Resplandor o Cujo. Así que tras publicar en 2013 su decepcionante Joyland, tito Steve se atreve a sacar del guardapolvo uno de sus personajes míticos, Dan Torrance, el niño de El Resplandor, para contarnos qué es de su vida tras su traumática y horrorosa experiencia en las montañas de Colorado, cuando fue con sus padres a encargarse del mantenimiento invernal del Hotel Overlook.

Para comenzar con el libro he de decir que es gratificante encontrarse con una historia de calidad alta, que sin estar al nivel de las magníficas obras del siglo pasado, cumple las expectativas con creces y a pesar de tener ciertos puntos flojos deja buen sabor de boca, especialmente si hemos leído El Resplandor, una obra que dicho sea de paso, destrozó Kubrick con su mediocre película, que provocó que muchos espectadores jamás leyeran el libro por pensarse conocedores de la historia. Error.

Como hemos dicho, la novela cuenta la historia de Dan Torrance, que se encuentra atrapado en una vida destructiva que sigue el mismo patrón que la de su padre, casi por determinismo genético. Sumido en una espiral de alcoholismo, vagando por la América profunda trabajando por unos dólares como chapuzas y atormentado por el Resplandor, ese extraño don psíquico, Danny buscará su redención, su última oportunidad, instalándose en un pequeño y agradable pueblo de Nueva Inglaterra. Allí comienza una nueva vida gracias al programa de Alcohólicos Anónimos y a su trabajo en la residencia de ancianos.

Dos hechos precipitan una historia vertiginosa, basada en la narración de presas y cazadores. La aparición de una niña, la adorable Abra Stone, quien posee un Resplandor mucho mayor que el de Dan, y con la que comienza a comunicarse psíquicamente; y la presencia de una organización milenaria llamada El Nudo Verdadero, una especie de vampiros que se hacen pasar por paletos americanos para no llamar la atención. El Nudo Verdadero está siempre en movimiento en sus enormes caravanas, posee recursos económicos ilimitados y transita por todo del país desde que fue fundado buscando el alimento que los hace casi inmortales: el Resplandor que poseen algunas personas muy especiales.

El nombre de la novela es el apelativo que Danny se gana en la residencia de ancianos, pues su cometido allí es el de ayudar, mediante su don, a pasar de la vida a la muerte de forma agradable y en paz. Él es el Doctor Sueño, quien se moja los pies para ayudar a cruzar la laguna.

Como vemos, la historia promete mucho, y la verdad es que mantiene atrapado hasta el final. Como pegas, pienso que el villano de la historia no está al nivel de otros antagonistas de Stephen King; Rose "la Chistera" no provoca el miedo de Cujo o del mítico payaso Pennywise -de hecho no provoca nada de miedo-. Además, a pesar de ser un libro cuyo desenlace está bien resulto, creo que al final hay un par de sucesos introducidos con calzador, que no revelaré para no destripar nada.

En definitiva, creo que Stephen King ha escrito por fin una obra que vuelve a estar a la altura, pero que mucha gente podría despreciar por buscar lo mismo que nos ofrecía El Resplandor. Son libros diferentes, escritos en épocas muy diferentes en la producción de King, por lo que no son comparables. Quien sepa desligarlos y se deje atrapar por Doctor Sueño tiene unas buenas horas de lectura garantizadas.

Yo al menos las he tenido

¡Besos y abrazos!



Stephen King